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Generando seguridad en las aulas

El profesorado debe crear un espacio seguro para que alumnos y alumnas puedan ir explorando y adentrándose en temas complejos. Evidentemente, esto cobra una importancia crítica con este tema. Ofrecemos las siguientes pautas como herramienta útil que ha demostrado funcionar bien.

Borrador de acuerdo de trabajo

Derechos y responsabilidades

  • Respetamos el derecho de cada participante a decidir cómo participará en cada sesión/ejercicio y la responsabilidad que tiene de cara a su propio aprendizaje/aportación.
  • Por lo tanto, acordamos que nadie presionará a nadie.
  • Reconocemos nuestro derecho/ responsabilidad de:
    • cuestionar / poner en tela de juicio ciertas etiquetas personales que nos vienen de los demás;
    • rechazar las suposiciones estereotipadas que tengan los demás; y
    • protegernos de las generalizaciones limitadoras.

Interacciones

  • Alentamos la formulación de preguntas para aclarar, verificar o ir conociendo cómo se asemejan o se diferencian las opiniones.
  • Si alguien está hablando, acordamos pedir permiso para interrumpirle cuando queramos hacer un comentario o una pregunta sobre lo que está diciendo.
  • Acordamos adoptar un papel constructivo en este proceso de aprendizaje y en el logro de nuestros objetivos establecidos.
  • Acordamos hablar desde nuestra experiencia individual, dado que cada una y cada uno de nosotros tiene el mismo valor y nuestras ideas, opiniones y sentimientos son valiosos, tanto si son compartidos como si son únicos.

Compromisos

  • Acordamos respetar las limitaciones de tiempo que hemos establecido y negociar cualquier cambio que queramos hacer a estos límites.

    En reconocimiento de nuestra consideración al grupo, haremos saber al grupo si tenemos la intención de salir antes o faltar a una parte del taller.

Aprendizaje

  • Reconocemos que las declaraciones o actitudes expresadas en el taller pueden cambiar y evolucionar. No son fijas para siempre jamás.

Confidencialidad

  • Respetamos la información personal que se da en el taller mediante un acuerdo de no repetir lo que se ha dicho en el grupo, de tal forma que pueda ser atribuido a un miembro determinado del grupo. Es posible que el grupo quiera debatir y negociar un procedimiento, en caso de querer llevar los temas más allá después del taller e informar de ello a cualquier persona que trabaja con el grupo.

Retroalimentación constructiva

  • Si hay cualquier cosa que las personas animadoras, formadoras o enseñantes digan o hagan, que encuentres hiriente, molesta, agobiante o desasosegante, por favor, hazselo saber, o bien en el mismo grupo, o bien durante un descanso. De esta forma, entre otras, podemos seguir cuestionando nuestros comportamientos y actitudes aprendidas. Además, esto tiene mucha importancia para asegurar el respeto a todas las personas como seres vulnerables que somos.

 

Preparar el terreno

En este apartado, sugerimos un elenco de ejercicios que contextualizan e introducen las películas. El profesor o la profesora puede seleccionar algún ejercicio o utilizarlos todos, si lo estima necesario. La mayor parte de ellos, sin embargo, son muy útiles para garantizar un ambiente de seguridad compartida en el aula.

Para tomar el pulso de la gama de opiniones diferentes que puedan existir en el grupo, el profesorado podría probar el siguiente juego de asociaciones:

Cada alumno o alumna aporta una palabra (la puede escribir en la pizarra) que asocia a la palabra homo- y/o transexualidad. Esto le dará al profesor o profesora una idea de cómo están organizados los sentimientos dentro de la clase y qué temas deben tratarse –de acuerdo con esto- en primer lugar. En caso de necesidad, esto puede incluso ayudar a determinar las películas apropiadas para esa clase en concreto.

A continuación, el profesor o profesora debería desvelar a los alumnos y alumnas algunas normas tácitas que existen sobre el género, la identidad sexual y el comportamiento sexual. Se podría dar una explicación de temas como enamorarse de alguien de tu mismo sexo, o se podría explicar la palabra transgénero, pero lo ideal es que no se vaya más allá de algo breve y esquemático. Dependiendo de la edad de los niños y niñas, y atendiendo al tema de la película (los profesores y profesoras deben asegurarse de haber visto las películas antes de proyectarlas en la clase) pueden proponerse algunas preguntas, para que el grupo pueda responder mientras ven la película. Por ejemplo: trata de recordar una norma que reconozcas como hetero-normativa (explicando previamente el significado de la palabra).

Durante toda la clase se debe animar a alumnos y alumnas a formular preguntas. Esto los mantendrá en terreno seguro y las respuestas de unos y otras les ayudarán a aceptar visiones diferentes. Si se suscita una opinión discutible, el profesor puede proporcionar la información adecuada. La película planteará interrogantes como: acoso entre niños/niñas, modelos a imitar, religión, salir del armario (declararse gay o lesbiana) y cuestiones sobre sexualidad. Puede ser conveniente responder a algunas de las preguntas más acuciantes justo después del primer juego de asociación.

El debate tras el visionado de las películas

Después de ver la película, deja que los alumnos y alumnas expresen sus primeras impresiones sobre ella. Esto también te ayudará a determinar el nivel de dificultad que puede alcanzar el debate.

Procura debatir de forma objetiva lo que ha visto la clase: ¿Qué habéis visto? ¿Todo el mundo ha visto lo mismo? ¿Se pueden reconocer algunas pautas o patrones de comportamiento? ¿Los personajes de la película siguen las ‘reglas’ que marca la sociedad? (Nos referimos a reglas o normas sociales muchas veces tácitas, es decir, no expresas, como la regla de la heterosexualidad o las reglas relativas a los roles de género, que pueden manifestarse de una u otra manera en las distintas películas). Comparar estas ‘reglas’ o normas sociales silenciadas o tácitas con otras normas expresas que están presentes en la sociedad, aunque muchas veces no se cumplan (como parar en un semáforo en rojo cuando se monta en bici, o no fumar cuando se es menor de edad) puede ser una forma para estimular un debate abierto sobre la diferente fuerza con que se imponen las distintas normas sociales.

Explica a los alumnos y alumnas que las ‘reglas’ implícitas sobre la heterosexualidad y el género son reglas tácitas, no escritas, y que, de hecho limitan con más fuerza aún a las personas. Nada más empezar a socializarse, la gente joven comprende estas reglas. Incluso los niños y niñas de muy corta edad ya comprenden el requisito de no hablar de ciertos temas; por lo tanto, nadie habla de ellos y llegan así a ser literalmente temas ‘tabú’. El silencio es la primera forma –y puede llegar a ser muy eficaz– de reprimir a las personas que se sienten diferentes.

Esto nos lleva a plantear el sentido de estas ‘reglas’. ¿Por qué esto (la heterosexualidad o un papel de género estereotipado) es una regla? ¿Cuál es su origen? ¿Quién ha decidido que ser chico significa que hay que comportarse de una manera determinada? ¿Quién ha decidido que ser chica significa sentirse atraída por los chicos y no por las chicas? ¿Por qué esto tiene que tener sentido de igual manera para cualquiera de nosotros?

La idea de estar orgulloso u orgullosa de ser LGBT podría ser una buena forma de cerrar el ejercicio. Todas las personas tenemos que superar dificultades en la vida y podemos llegar a sentir verdadero orgullo por el hecho de haber superado esas dificultades. La sociedad hace que sea complicado ser LGBT. Se podría alentar entonces a todos los alumnos y alumnas de la clase a intentar imaginar sus propios sentimientos sobre la superación de la dificultad de ser diferente. De ese modo, se les induce también a imaginar qué significa sentirse orgulloso u orgullosa de ser LGBT en un mundo heterosexual, sentir orgullo de ser negro en un mundo blanco, de ser taoísta, musulmán o budista en un mundo cristiano. Pero en este punto resulta importante reconocer que no se sentiría el mismo orgullo de ser lesbiana en un mundo de lesbianas, negro en un mundo negro, o musulmán en un mundo musulmán. Lo que hace que una persona sienta orgullo, en este sentido, es el hecho de haber superado la dificultad de ser diferente del resto del grupo de ‘iguales’.

Si todo el mundo de la clase intenta identificar qué es diferente en ellos, entonces podrán comprender cómo todo el grupo podrá desarrollar un sentido de solidaridad con la diversidad y dejar de estigmatizar los comportamientos diferentes. Esto lleva a una comprensión de cómo el apoyo del grupo puede ayudar a la gente a sentir confianza respecto a su propia diferencia.

El profesor o profesora podrá preguntar al grupo qué opina cada cual sobre el debate, lo que se ha echado en falta, o qué se desearía conocer con más profundidad. Puede ser útil proporcionar ejemplos de recursos donde encontrar más información por su cuenta.